Madre Teresa de Calcuta - Pequeñas cosas con gran amor

Muy aparte de si se tienen creencias religiosas o no, resulta casi imposible pasar por alto los pensamientos de la Santa Madre Teresa de Calcuta, reflexiones muy profundas, que pese a que son ya veinte años desde su muerte siguen reflejando los conflictos en nuestra sociedad de manera muy acertada. Los servicios que brindó hacia los más necesitados son la muestra de la capacidad del ser humano de dar amor, en su momento inspiró a muchas mujeres a seguirla, es importante que mantengamos esa inspiración para el bien de los demás. A continuación presento el texto de una parte del documental a su memoria, al final del texto podrás descargar los archivos en Word, PDF y vídeo para que les des el mejor uso.

La alegría es el misterio del amor, si estás lleno de amor, entonces estás también lleno de alegría.

Calcuta está en todas partes

La gente queda impresionada cuando ven a nuestra pobre gente, cuando ven a nuestra gente de la calle, en fin, quedan sorprendidos, y al mismo tiempo encuentran en Calcuta esa contención, incluso cuando ven a la gente tirada en el suelo se produce esa conexión, algo pasa, que si hay una frazada y diez personas todos se cubren con esa frazada, esta es la grandeza del amor que hay entre ellos. El sufrimiento aquí es mucho más físico, mucho más material, pero en otros lugares en los que trabajan las hermanas el sufrimiento es mucho más profundo y también más oculto. Puedes encontrar una Calcuta en cualquier parte del mundo, si tienes ojos para ver, no solo para ver sino también para mirar.

Pobreza del corazón

Es necesario conocerme y conocer mi pasado, soy lo que soy a los ojos de dios. Pero es muy importante para le gente conocer  a los pobres. La pobreza material siempre se puede satisfacer con lo material. Los despreciados, los no amados, los no cuidados, los olvidados, los solos, esta es una pobreza mucho más grande. Hoy la pasión de cristo es revivida en cada uno de nosotros de otra manera, la soledad de Jesús, el dolor y el sufrimiento de Jesús en Getsemaní que hizo que sudara sangre, creo que fue mucho más grande que la crucifixión misma. La crucifixión fue temporal en la carne, pero la agonía de la soledad y la agonía de ser rechazado, de haber sido abandonado hicieron que sudara sangre, y creo que vemos hoy esa soledad revivida en muchos países ricos, su gente sufre la tortura de no ser queridos, de ser rechazados, y creo que es el sufrimiento más grande y la pobreza más grande de hoy en día. Pero creo que la forma más simple de mostrar el amor de Dios y que Dios no ama, es con lo que Jesús vino a enseñarnos, es ese amor del uno con el otro.

Pequeñas cosas con gran amor

No es cuanto hacemos o lo “grande que es” lo que hacemos, sino cuanto amor ponemos en lo que hacemos, porque somos seres humanos y para nosotros se ve muy pequeño, pero una vez que le entregamos lo que hacemos a Dios, Dios es infinito y esa pequeña acción se transforma en una acción infinita porque Dios es infinito y para él no hay medida.  Y eso es muy importante para todos, no solo para nosotras las religiosas, sino para todos, cualquiera sea su forma de vida. Debemos encontrar la santidad en el trabajo que Dios nos ha encomendado al darnos un “regalo especial”, a cada uno de nosotros nos ha dado un don especial, a lo mejor lo único que sé hacer es pelar papas, pero debo pelarlas hermosamente, ése es mi amor por Dios en acción. No es cuanto hacemos, sino cuanto amor ponemos en lo que hacemos, eso es mucho más importante para Dios y para nosotros también.

El amor de Dios

El amor de Dios es infinito, lleno de ternura, lleno de misericordia, lleno de perdón, lleno de verdad, lleno de delicadeza. No importa el color ni la raza, ni la nacionalidad, ni la religión; hindúes, musulmanes, judíos, budistas, comunistas, cristianos, cada ser humano; hombre, mujer y niño, es un hijo de Dios, creado a imagen de Dios. ¡Esto es lo más hermoso!, Y una vez que nos damos cuenta que hemos sido creados por la misma mano amorosa, que somos hermanos y hermanas… Y que “ese amor en acción” es la prueba más real de la presencia de Cristo. Una persona puede venir vestida de sari, o con ropa europea o en vestimenta árabe, no hay diferencia, porque él dijo muy claramente: “Lo que hagan con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hicieron”, el mismo Jesús dijo también: “Yo estuve con hambre, yo estuve desnudo, yo estuve enfermo, a mí me lo hicieron”, “Si reciben a un niño en mi nombre a mí me reciben”, “Si le dan un vaso de agua a alguien, a mí me lo dan”, “Cualquier cosa que hagan al más pequeño, a mí me lo hacen”.

Difícil de explicar, pero una vez que descubres esa presencia,  ya sabes a quién estás tocando, a quién estás amando, a quién estás sirviendo… es Jesús  

Léelo, úsalo y compártelo, las palabras sabias nunca se olvidan. Dejemos una hulla gigante.

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